El
danzante es un cóndor. Su cadencia pausada simula el vuelo del carroñero. Dos
pasos aventados a la derecha, dos a la izquierda... Los brazos batientes. Las
plumas en la corona y una amplia cola que cae hasta los talones completan la
figura del ave en el cuerpo del bailarín.
El
danzante es el personaje principal en la Octava del Corpus Christi, la fiesta
tradicional de Pujilí, un cantón de Cotopaxi ubicado a 10 km al occidente de
Latacunga. Se la celebra el tercer sábado de junio, en el solsticio de verano.
Este año se la festejó este fin de semana.
En
el primer caso sus orígenes no están establecidos. Según la investigadora, un
texto de 1763 cita al cacique Joan Ambulama, quien declaró que “esta
celebración es una costumbre inmemorial de los indios de toda la provincia”. Se
la hacía para agradecer la cosecha.
Del
lado cristiano, la fiesta se remonta al siglo XIII. Otro estudio del INPC
indica que el papa Urbano IV instituyó la fiesta en 1263 tras un milagro en el que
el vino y la hostia se convirtieron en carne y sangre reales en las manos de un
sacerdote que dudaba de la eucaristía.
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